jueves, 28 de octubre de 2010

En aquel momento mi cabeza comenzó a cavilar. En ese mismo instante, todo a mi alrededor inició una alteración más rara de lo normal. Las fotografías de mi habitación se desmoronaban de la pared rosa que en seguida se volvió gris, la persiana descendía hasta llegar al suelo, como si desease apagarlo todo, y situarme en una alcoba oscura y sombría. Hice el ademán de intentar salir de aquel sueño o pesadilla en el cual permanecía en aquel instante, pero había algo que hacía que aquella angustia me acorralase, hasta que de un momento a otro y en un segundo, toda aquella perturbación volvió a la calma.

Ahora, cuando analizo la situación me doy cuenta que todo se serenó, en ese segundo, en que mi cabeza dejó de pensar.


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